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jueves, 16 de abril de 2009

El inspectro: Parte 1

Eran muchos los cadáveres que había visto, en muchas ocasiones eran vagabundos, putas, toxicómanos y desechos de la sociedad; sociedad que utiliza a sus personajes a modo de pañuelo de papel. En esta ocasión el asunto era peliagudo; cuando me adentre en aquella chabola ví que el caso daría algún que otro quebradero de cabeza.

La escena se presentaba de la siguiente manera; era a las afueras de la ciudad, en un campo de cultivo aun sin cosechar, pero que mantenía las características de esos campos morenos y áridos, en los que la tierra tiene mucha soltura debido a su porosidad.

Al llegar hicimos como todo urbanita ignorante, intentar andar por en medio del campo como si aquello fuese la calzada de nuestra casa; y obviamente nuestros pies descendieron una cuarta en el suelo, hundiéndonos como si fuéramos una planta de maíz.

En medio de esa parcela se encontraba una caseta, seguramente donde guardarían los aperos de labranza; estaba rodeada por un largo cordón policial, en la puertecilla estaba un oficial de uniforme esperándonos y nos informo acerca de lo que había dentro. Este era el típico policía; el cual era súper estricto y respetaba el reglamento por encima de su vida y el mismo se lo sabia como si de la Biblia se tratase. Tenia un talle alto mirada fría y tristona; de carnes enjutas, con una nariz prominente que destacaba todo su perfil, las cuencas de sus ojos están muy marcadas y prominentes, que hacia que sus ojos pareciesen mas pequeños de lo que son. Su piel era cetrina y dura como el cuero curtido, el cabello adquiría tonos grisáceos, lo que hacia pensar que había superado la cuarentena. El uniforme impecable, bien cuadrado; era un buen tipo no seria la primera vez que nos encontraríamos con Márquez.

-tenemos un doble homicidio, y un suicidio; el forense esta en camino y la científica esta en ello-

después de darle las gracias a Márquez, nos atrevimos a entrar; la situación era dantesca, la disposición de los cadáveres parecía como si se hubiesen quedado en esa posición para su ejecución; se daban dos posibilidades o que fuese un asesinato múltiple con gran frialdad o que fuese un asesinato ritual; aunque no se evidenciaban pruebas de que se hubieran hecho algún ritual en ese chamizo, y a pesar de que las paredes estuvieran salpicadas por sangre, solo era el resultado de la brutal forma de ejecutar.

En el suelo estaban los dos cuerpos en una postura parecida a la del rezo musulmán, con las manos a la espalda; pero sin atar y no parecía que hubiera signos de ataduras, los cuerpos estaban desnudos eran una cuerpo de un varón y de una mujer, ambos tuvieron la misma muerte, en principio un disparo en la parte inferior de la cabeza.

En cuanto al otro tipo se trataba de un supuesto suicidio; pero para ser un simple suicidio era muy doloroso; no era ni por asfixia, ni por enfermedad de soga, ni un simple balazo en la sien; se había hecho una practica japonesa, que consistía en introducir un cuchillo a través del abdomen y retorcer; esta se denomina; harakiri.

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